
El personaje, ¿es, en realidad, el autor?
Abramos este interesante debate:




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Estas imágenes evocan el tema que queremos compartir. En este sentido, las aguas están bastante divididas en cuanto a opiniones. Existe la creencia, por un lado, de que es el mismo autor quien se enmascara o se esconde detrás de cada uno de sus personajes, poniendo en estos un cúmulo de pensamientos, acciones, libertades y vidas que forman parte de un acervo subconsciente de sí mismo. Entonces, la creación de personajes por parte de los autores vendría a convertirse en una herramienta de liberación de aquellas facetas que no están del todo asumidas, o bien, de acuerdo a su contexto y a sus círculos sociales no tiene o no ha tenido la oportunidad de manifestarlas.
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Por otro lado, muchos lectores y escritores opinan que, si bien se puede cumplir esta dinámica que hemos descripto anteriormente, el personaje, luego de circular un buen rato por las páginas de la historia, adquiere autonomía propia, independizándose de su progenitor literario, adquiriendo así una personalidad, una vida y una manera de pensar absolutamente propia y adaptada al ritmo de la narración a la cual pertenece.
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Es decir que en este punto se daría una vinculación de tipo padre-hijo, donde el personaje, al igual que un hijo, tomando el ADN de su padre, puede llegar a parecerse a él en varios aspectos, incluso, puede resultarle inevitable desconocer los rasgos de su padre-autor en sí mismo, pero, más allá de ello, logra tomar una individualidad tal que le permite convertirse en un nuevo ser, reconociendo su estado de no orfandad pero sí de madurez personal.
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Por nuestra parte, creemos que ambas dinámicas pueden convivir a la vez, dándose, quizás, en algunos personajes una tendencia mayor hacia una de las corrientes más que hacia la otra, y esta tendencia está definitivamente dominada por la demanda que la propia historia haga de las acciones específicas de cada personaje, de la necesidad de la dirección de los diálogos y de los sucesos en general.
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¿Cuál es tu opinión?